sábado, 24 de septiembre de 2011
Para alejar los dolores de cuello, hombros y espalda, ¡ponte en movimiento!
Para alejar los dolores de cuello, hombros y espalda, ¡ponte en movimiento!
Cada vez son más conocidos los beneficios que tiene el ejercicio físico para la salud de las personas, así que no hay excusas para no practicarlo. Un estudio reciente ha comprobado que mantenerse en movimiento también ayuda a prevenir el dolor de espalda, de cuello y de hombros provocados por el exceso de peso y el sedentarismo. ¿Te estás mirando en ese espejo? Es hora ya de ponerte en acción.
Horas y horas en el escritorio, ante la computadora o conduciendo el automóvil te dejan la espalda adolorida, con presión en los hombros y con el cuerpo rígido al final del día. Como si esto fuera poco, hace tiempo que acumulas esas libras (o kilos) de más y no parece haber posibilidades de bajarlas, al menos a corto plazo. La solución, ya sabes, no es correr a sentarte frente al televisor hasta la hora de irte a dormir. ¡Sal del letargo!
Si todavía necesitas más incentivos para comenzar una rutina de ejercicios, quizás te anime la conclusión de un estudio realizado en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología: las personas que hacen por lo menos una hora de ejercicio a la semana reducen significativamente el riesgo de sufrir dolores en la espalda, en el cuello y en los hombros. Según el doctor Paul Mork, coautor del estudio, estos resultados refuerzan la teoría de que el sedentarismo y la obesidad son factores de riesgo que contribuyen a desarrollar dolor crónico en esas áreas.
Luego de analizar a más de 30 mil participantes adultos durante 11 años, los investigadores encontraron que las personas que hicieron ejercicio por lo menos una hora por semana tuvieron menos riesgo de padecer dolor en la espalda, en el cuello y en los hombros, comparado con los que no siguieron ese hábito. Específicamente, a diferencia de quienes no practicaron ninguna actividad, los hombres que ejercitaron dos horas o más por semana al inicio del estudio tuvieron un 25 por ciento menos de posibilidades de tener dolor en la parte baja de la espalda y un 20 por ciento menos de tener dolor de cuello o en los hombros.
Por su parte, las mujeres con rutinas de ejercicio similares resultaron un 8 por ciento menos propensas a tener dolor en la parte baja de la espalda y tuvieron 9 por ciento menos dolor de cuello y hombros, en comparación con las que no hacían ejercicios físicos.
El peso de las personas fue otro factor importante que también influyó en la aparición del dolor crónico. Según el estudio, los varones obesos resultaron casi un 21 por ciento más propensos a desarrollar dolor crónico en la parte baja de la espalda y un 22 por ciento más proclives a tener dolor de hombro o cuello, mientras que las mujeres obesas tuvieron un 21 por ciento más de posibilidades de desarrollar dolor en la parte baja de la espalda y un 19 por ciento más de riesgo de sufrir dolor de hombro o cuello.
Posiblemente tú también sepas de qué se trata el dolor de espalda, ya que es uno de los problemas más comunes: ¡se estima que afecta a 8 de cada 10 personas en algún momento de sus vidas!
En general, cuando es muy fuerte o agudo, el dolor de espalda suele aparecer de manera repentina y durar de días a semanas. Del mismo modo en que aparece, la mayoría desaparece de manera espontánea, aunque puede demorar algún tiempo. De todos modos, si el dolor es muy fuerte y no mejora luego de tres días, es conveniente que visites a un profesional de salud que pueda descartar la existencia de una lesión y te proporcione el tratamiento adecuado.
Cuando el dolor de espalda se prolonga más de tres meses se considera crónico. En estos casos, cierta cantidad de ejercicio moderado probablemente no te vendría mal, siempre con cuidado de no exigirte más de la cuenta y habiendo consultado antes con un especialista, para descartar la existencia de alguna lesión que te lo impida y/o recomendaciones de algo que debas o no evitar.
Por otro lado, si tus dolores y tus molestias del cuello y de la espalda se empeoran por el tipo de trabajo que realizas, por ejemplo, si trabajas horas y horas seguidas frente a un escritorio, los siguientes consejos te podrían ayudar:
La silla debe ofrecerte un buen soporte y estar a la altura correcta. Ajusta la altura para que los codos queden a la altura del escritorio y no tengas que inclinar el torso hacia delante. Si te pasas el día siempre inclinada/o, la espalda te dolerá.
Maten una buena postura: 1) siéntate con el trasero bien pegado al respaldo y con la espalda ligeramente arqueada; 2) las orejas, hombros y caderas deben quedar bien alineados; 3) los muslos, rodillas y caderas deben quedar al mismo nivel.
Siempre que puedas, levántate y camina un poco, aunque sea brevemente. Coloca las manos en la parte baja de la espalda y arquéala hacia atrás.
Sigue estos consejos a diario para reducir a un mínimo las molestias de un trabajo sedentario y recuerda la importancia de contrarrestar sus efectos con una rutina de ejercicios y actividades que además te ayudarán a perder esos kilos o libras de más (si lo necesitas) y que mejorarán tu estado de salud en general. ¡Anímate y actívate para tener menos dolor y una mejor calidad de vida!
La importancia de un buen calzado deportivo: cómo encontrar la horma de tu zapato
La importancia de un buen calzado deportivo: cómo encontrar la horma de tu zapato
No creas que es tan fácil elegir el zapato deportivo más adecuado, aunque existan cientos de opciones en el mercado. A la hora de ejercitarte, contar con un zapato cómodo, que te brinde flexibilidad de movimientos, y seguridad para tus músculos y tus huesos puede marcar la diferencia de tu rendimiento. Aquí te ofrecemos algunas sugerencias útiles para encontrar el que más te conviene.
Elegir zapatillas deportivas o un calzado apropiado para hacer ejercicios puede ser frustrante y complejo. Basta con entrar a un comercio especializado para descubrir que existen tantos modelos tan diferentes, es como para desmotivar hasta al más entusiasta. Y eso, sin pasar por alto el precio de algunos productos que, si bien se ajustan al pie, no le van bien al bolsillo.
Cuando vayas a comprar tus próximas zapatillas deportivas, trata de elegir un día en el que estés tranquilo y tengas tiempo para mirar y comparar opciones. Decide con calma y sin dejarte presionar o influenciar por los vendedores ya que, en cierta medida, tu próximo desempeño en el deporte que practiques en el futuro dependerá de tu calzado.
Un buen zapato te ayudará a evitar lesiones innecesarias. Por ejemplo, si te presiona en algún lugar en particular y esa presión se produce de manera continua sobre el pie, lo más posible es que provoque endurecimientos, callos o ampollas. Asimismo, las zapatillas que no quedan bien o están mal ajustadas pueden causar alteraciones mecánicas que afectan al equilibrio y la postura y terminan en lesiones en las articulaciones, como los esguinces.
Los esguinces de tobillo, por ejemplo, son lesiones muy comunes entre los jugadores de baloncesto. Se producen por torceduras al caer o tras un salto y una forma de prevenirlos es utilizar un calzado de caña alta o vendajes que sujeten bien el tobillo.
Para correr, en cambio, hay que tener en cuenta el movimiento completo del pie, que tiende a inclinarse un poco hacia los lados. El calzado ideal para correr debe ser estable y absorber bien el impacto, también tiene que tener una horma adecuada que se adapte perfectamente al pie y estar dotado con un buen sostén que envuelva el talón
La recomendación es que las zapatillas de deporte no sean ni muy ajustadas ni muy grandes. Para comprobar si es la talla correcta, debe sobrar alrededor de medio centímetro entre el dedo más largo y la punta del calzado, porque si quedan más grandes se pueden producir desplazamientos que provoquen problemas con las uñas, falta de estabilidad y recalentamiento de la planta del pie, entre otros inconvenientes.
En general, el calzado deportivo debe ser cómodo, flexible y de calidad. Es preferible que tenga una suela adecuada (tanto en altura como en elasticidad), que cuente con refuerzos laterales, que proporcione una buena capacidad de ajustarse al pie y que permita una buena ventilación y disipación del calor.
Consulta con tu entrenador qué otros factores debes tener en cuenta según el deporte particular que practiques y, en caso de tener alguna lesión en los huesos o en las articulaciones, pregúntale a tu médico (al ortopedista) o al podiatra (el especialista en los pies) si necesitas utilizar zapatillas especiales.
Tomando todo esto en cuenta, sólo falta que elijas el día en el que dispongas del tiempo suficiente para elegir tus próximas zapatillas deportivas. ¡Qué las disfrutes!