Las excusas que te alejan del gimnasio y cómo combatirlas
Hay quienes aman los deportes y no pierden ni una oportunidad para mantenerse activos. Por el contrario, hay muchas personas que no consideran esa posibilidad aunque el médico les haya recomendado ejercicio y hay muchos otros que quisieran empezar pero nunca encuentran el momento indicado y utilizan cualquier excusa – hasta miedos sin fundamento – para posponer ese momento. Ese puede ser tu caso. He aquí algunos mitos que se deben derribar, para que nada te aleje del gimnasio.
Desde pequeño, a Gonzalo siempre le gustó leer y perderse en las librerías. Siempre mantuvo su mente activa pero su cuerpo pasaba muchas horas sentado. No veía inconvenientes en eso y hasta le parecía que dedicarle una hora al gimnasio era una pérdida de tiempo, que no tenía sentido, que él no había nacido para ser deportista y no era capaz de hacer un solo abdominal. Hasta que se enamoró de una mujer hiperactiva a quien le encantaba bailar y salir a andar en bicicleta al aire libre cada vez que tenía tiempo y sus responsabilidades se lo permitían.
Así fue como Gonzalo se compró una bicicleta y se lanzó a rodar: primero una vez por semana, luego dos y más tarde siempre que tenía un momento. ¡Y hasta empezó a tomar clases de salsa para poder acompañar a la chica de sus sueños!
Esa relación no duró mucho tiempo, pero bastó para que Gonzalo estableciera un vínculo de por vida con el ejercicio. Se dio cuenta que era capaz de hacer mucho más que abdominales, que no era tan aburrido como él creía, ni que tampoco era necesario ser deportista para mantenerse en movimiento. Es más, cuanto más ejercitaba, mejor dormía y más lúcido se sentía al leer e incorporar nuevos conocimientos.
Como Gonzalo, muchas personas tienen ideas falsas o temores relacionados al ejercicio. Tú puedes ser uno de ellos y a ti también puede pasarte lo mismo una vez que logres incorporar estos hábitos a tu vida.
Marcela era bastante activa hasta que tuvo a su segundo hijo y subió mucho de peso. Sumados al tiempo que debía dedicarle al bebé y a su hija mayor, esos kilos o libras de más fueron suficientes para que nunca retomara una rutina de ejercicios. Sin embargo, todos saben que el ejercicio puede ayudarte a perder peso, con lo cual valorarán más aún tu esfuerzo. ¡No dejes que la vergüenza te gane!
Pamela, en cambio, tiene miedo de todo. Quiere verse mejor pero piensa que en la cinta para correr se puede lastimar o que en los baños le dará alguna infección. Alguien le dijo que hiciera alguna actividad al aire libre, donde no tenía esos riesgo, pero tampoco la convenció, ella ya está pensando que si sale a andar en bicicleta por el barrio puede tener algún accidente de tránsito y quien sabe cuántos otros “peligros” más no le permiten iniciar un cambio saludable en su vida.
Si alguno de estos temores se ha apoderado de ti, recuerda que si bien estos riesgos existen, son mínimos. En todo caso, puedes buscar asesoramiento con algún entrenador para que te explique cómo usar cada aparato en el gimnasio y consultar con tu médico si por alguna razón de salud hay algún movimiento que debas evitar. No dejes que esto te limite. Las infecciones también se pueden prevenir. ¡Asesórate y anímate!
José Luis, en cambio, quiere retomar sus fines de semana de baloncesto para mantenerse ocupado luego de su divorcio, pero como lo ha abandonado hace tantos años, se siente viejo y teme convertirse en el hazme reír del grupo al no poder hacer esas jugadas impresionantes que hacía en su juventud.
No hay nada más alejado de la realidad. Si hace mucho que no haces ejercicio, antes de lanzarte a jugar de la noche a la mañana es importante que empieces con ejercicios suaves y poco a poco, hasta que estés en forma. Es más, si tienes 40 años o más y no te has hecho un chequeo médico, aprovecha y hazte uno antes de empezar una rutina de ejercicio muy intensa. Puede que al principio no seas tan veloz como tus compañeros, pero posiblemente te sorprendas luego de un tiempo, al ver los avances que logras con tu cuerpo.
En conclusión, a menos que tengas un problema grave de salud, en cuyo caso es importante que consultes con tu médico para que te asesore, nada vale como excusa para evitar una actividad que te dará una mejor calidad de vida. No dejes que tu aspecto físico te detenga, ni la vergüenza, ni la falta de tiempo, no es necesario que hagas una hora de ejercicios diarios para sentir los efectos. Empieza con rutinas cortas, de 15 a 30 minutos, en cualquier lugar: haciendo ejercicios en tu casa, dedicándote a la jardinería, reemplazando el automóvil por caminatas a lugares cercanos. Cualquier excusa es buena para mantener tu cuerpo en movimiento, ¡aprovéchala!
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